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Las semillas seleccionadas por nuestro productor se siembran entre abril y mayo en un terreno previamente trabajado para el cultivo. De hecho, el sésamo es precedido por otros vegetales, beneficiándose así de las fertilizaciones orgánicas realizadas para estos cultivos. Estamos hablando de un producto Slow Food y orgánico.
100% Semillas de Sésamo Ispica Ecológico. Alérgenos: Puede contener trazas de Frutos de cáscara. Sin gluten.
El cultivo de sésamo en estos territorios no es solo una actividad agrícola, sino una tradición transmitida de generación en generación, reflejando el profundo vínculo con la cultura local. Este producto está reconocido como Presidium Slow Food, símbolo de biodiversidad y sostenibilidad, y representa un modelo de agricultura respetuosa con el medio ambiente y las tradiciones. El proceso de cultivo del sésamo de Ispica incluye técnicas manuales y métodos biológicos, evitando el uso de productos químicos. La cosecha se realiza manualmente para preservar la calidad de las semillas.
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El sésamo de Ispica es un producto agrícola de excelencia, conocido por sus propiedades únicas y su sabor intenso. Cultivado con métodos tradicionales y sostenibles, este sésamo es un ingrediente fundamental en la cocina siciliana, utilizado para sazonar platos, preparar pan, galletas y el famoso crocante navideño, la cobaita.
La planta de sésamo de Ispica puede alcanzar una altura de 150 cm y producir hasta 150 cápsulas, cada una conteniendo aproximadamente 70 semillas. Las semillas, de color ámbar y con un sabor intenso con una nota de tostado, son pequeñas pero ricas en sabor, perfectas para enriquecer diversas preparaciones culinarias.
La Asociación "Gghjugghjulena" cultiva el sésamo en aproximadamente 20 hectáreas distribuidas entre Ispica, Scicli, Rosolini y Noto, aprovechando los suelos limo-arcillosos y profundos de la zona. Este territorio, con sus veranos calurosos, es ideal para el crecimiento del sésamo, garantizando un producto de alta calidad.
Las semillas del sésamo de Ispica se siembran entre abril y mayo en terrenos preparados y fertilizados con estiércol. El cultivo sigue la rotación con zanahorias, habas o ajo, utilizando las fertilizaciones orgánicas de estos cultivos. La gestión de las malas hierbas se realiza manualmente o con la falsa siembra, mientras que el riego se efectúa por goteo o por gravedad, sin el uso de tratamientos fitosanitarios, garantizando una cultivación eco-compatible.
La cosecha comienza a mediados de septiembre, cuando las plantas empiezan a cambiar de color. Las plantas se cortan y se dejan secar al sol en haces. Después del secado, se procede con la trilla manual y la limpieza de las semillas con tamices especiales, para obtener un producto puro y de alta calidad.