Confitura Extra de Cerezas

Las cerezas, indudablemente, son frutos de gran importancia histórica y siempre han sido admiradas. Dejaremos que el crédito vaya a Asia Menor, donde los persas y los griegos cultivaron esta fruta ya en el lejano 300 a.C. No tardó en llegar el momento en que los romanos las difundieron por todas las tierras de Europa. La leyenda dice que, en los caminos del Imperio, los militares, a lo largo de su marcha, plantaban árboles de cerezo, realizando un gesto lleno de promesas. Las cerezas representaban simbólicamente la fertilidad, el amor y la suerte.

Además, también encontraron espacio en el ámbito médico: Hipócrates las recomendaba para combatir la gota; Plinio el Viejo las sugería para aliviar los dolores de cabeza. La cereza, además, no deja de ser la protagonista de extrañas historias y leyendas. Se cuenta que George Washington confesó haber cortado un cerezo cuando era niño, demostrando así su honestidad a su padre. Otra historia dice que Napoleón, en sus campañas militares, llevaba consigo cerezas, de modo que, al dejarlas caer aquí y allá, daban vida a nuevos árboles.